La geometría sagrada es un concepto desarrollado por el gnosticismo y el esoterismo que dice que las formas geométricas están relacionadas con la construcción de la realidad. Desde Platón, las formas geométricas son la base del espacio que ocupa nuestro universo. Platón estableció los cinco sólidos tridimensionales, que se relacionan con los elementos y que son el tetraedro, que corresponde al fuego, el cubo, a la tierra, el octaedro, al aire, el icosaedro, al agua, y el dodecaedro, al éter o akasha. Además de estas formas, las otras dos incluidas en la geometría sagrada son el círculo y la espiral. En estas formas está basada toda la creación.
La geometría sagrada contiene el mapa de energía de todo lo que nos rodea, por lo que su conocimiento y la aplicación de teorías basadas en ella son beneficiosos para el organismo, pues nos ayudan a reconocer en nuestro interior la energía vital que nos anima y que es la misma que está presente en todas partes desde el inicio de los tiempos. El despertar de nuestras propias energías nos ayudará a lograr procesos de autocuración, así como a conocernos mejor a nosotros mismos.