La oligoterapia es una técnica milenaria cuyos inciertos orígenes se remontan al año 6000 Antes de Cristo, con las prácticas sanadoras de los antiguos sacerdotes caldeos, que usaban oligoelementos para curar distintas patologías. En el siglo XIX se comienza a desarrollar la oligoterapia tal y como la conocemos hoy en día.
Esta terapia está basada en la aplicación de los llamados oligoelementos, elementos minerales presentes en el cuerpo humano en cantidades muy pequeñas, para corregir distintas alteraciones fisiológicas del organismo. Estos oligoelementos son imprescindibles para que se produzcan ciertas reacciones bioquímicas del metabolismo del hombre. Asimismo, equilibran nuestras reacciones fisiológicas. Existen dos tipos de oligoelementos: los principales o diastésicos, que están contenidos en algunos elementos minerales como el zinc, el níquel o el cobalto, y los secundarios, como el magnesio o el fósforo. La oligoterapia está relacionada con la teoría de los terrenos humanos, que habla de los cuatro humores del cuerpo y cómo determinan nuestro carácter y nuestra salud. La oligoterapia suministra los oligoelementos que fallan en el organismo, lo que supone una mejoría en casos de pacientes que padezcan infecciones, alergias, trastornos del aparato digestivo, trastornos endocrinológicos, ansiedad, estrés, principio de depresión u otros trastornos psicológicos leves, e incluso ayudan a retrasar el envejecimiento.