LA ANSIEDAD: EMOCIÓN CLAVE EN LA SOCIEDAD ACTUAL

LA ANSIEDAD: EMOCIÓN CLAVE EN LA SOCIEDAD ACTUAL

LA ANSIEDAD: EMOCIÓN CLAVE EN LA SOCIEDAD ACTUAL

1. DEFINICIÓN DE ANSIEDAD. CONCEPTOS CLAVES PARA SU COMPRENSIÓN
La ansiedad es una respuesta emocional que engloba aspectos mentales, corporales y fisiológicos, caracterizados por un alto grado de activación del sistema periférico.

La ansiedad tiene una función importante relacionada con la supervivencia junto con otros sentimientos o respuestas como el miedo, la ira, la tristeza o la alegría.

Solamente cuando la reacción no es adaptativa y representa una alteración en la calidad de vida, se habla de trastorno de ansiedad.

Ante una situación de alerta, el organismo pone a funcionar el sistema adrenérgico que libera señales de alerta a todo el sistema nervioso central. El sistema dopaminérgico también se activa en situaciones que entiende como una amenaza.

Desde este punto de vista, la ansiedad se considera una señal positiva, de salud, que ayuda en la vida cotidiana ante amenazas supuestas o reales, siempre que sea una reacción adecuada en intensidad a estas situaciones.

Hay que diferenciar pues la ansiedad normal o adaptativa de la patológica. La ansiedad normal se presenta en episodios poco frecuentes, con intensidad leve o media y de duración limitada, ante estímulos previsibles y comunes y con un grado de sufrimiento y limitación en la vida cotidiana acotada. En cambio la ansiedad a niveles patológicos se caracteriza por sucederse en episodios reiterativos, de intensidad alta y duración excesiva, con alta y desproporcionada reacción a la amenaza y una notable interferencia con la vida diaria.

En la sociedad actual, esta característica innata del hombre, se ha desarrollado de forma patológica y conforma, en algunos casos, cuadros sintomáticos que constituyen los denominados trastornos de ansiedad, que tienen consecuencias negativas y muy desagradables para quienes los padecen. Entre los trastornos de ansiedad se encuentran las fobias, el trastorno obsesivo-compulsivo, el trastorno de pánico, la agorafobia, el trastorno por estrés postraumático, el trastorno de ansiedad generalizada, etc.

Trastorno de ansiedad es un término general que abarca varias formas diferentes de un tipo de trastorno mental, caracterizada por miedo y ansiedad anormal y patológica. Los criterios diagnósticos psiquiátricos reconocen una gran variedad de trastornos de ansiedad. Estudios recientes, han demostrado que hasta un 20% de la población
española puede estar afectada por uno o más de estos desórdenes.

Los síntomas de ansiedad son muy diversos, los más comunes son hiperactividad, taquicardia, taquipnea, insomnio, sudoración, nauseas, alteraciones del apetito, temblores, sensación de ahogo, debilidad muscular, dificultades para la interacción social, etc.

Se considera que la ansiedad es una condición que existe de por vida en cierto grado. La principal razón por la cual la ansiedad es crónica es su efecto retroalimentador: la ansiedad es la expresión del miedo, y si ésta es percibida como
una amenaza en sí misma, genera más miedo y por tanto más ansiedad.

Las causas de este trastorno son múltiples, desde factores genéticos, ambientales o trastornos en los neurotransmisores hasta alimentación inapropiada, abuso de fármacos o alcohol, etc… uno de los factores que influyen en el buen
funcionamiento del sistema nervioso es el equilibrio en determinados oligoelementos.
2. MAGNESIO EN TRASTORNOS DE ANSIEDAD. OLIGOELEMENTO IMPRESCINDIBLE PARA EL FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL

El Magnesio es un oligoelemento indispensable para la vida. Está presente en las células nerviosas, desempeñando un papel principal en el equilibrio de nuestro sistema nervioso central.

Se encuentra de manera natural en diversos alimentos como las verduras de hoja verde, los frutos secos, los cereales, las legumbres, el cacao o el té, así como en la composición de diferentes aguas minerales. Pero actualmente la mayoría de los alimentos presentan un índice bajo de mineralización debido a la agricultura intensiva,
la mala calidad de los terrenos de cultivo, la cocción y a los procesos de almacenamiento entre otros factores. Se estima que en un siglo, el aporte diario de Magnesio proveniente de la alimentación, habrá descendido a la cuarta parte.

Actualmente, el déficit crónico de este oligoelemento está ya presente en el 15-20% de la población mundial, cifra más que considerable que justifica la necesidad imprescindible de los suplementos externos.

En el organismo humano adulto, se encuentran unos 25 gramos de Magnesio almacenados principalmente en los huesos, pero también en sangre y otros tejidos y entre sus funciones, cabe destacar que participa en el metabolismo de las proteínas, lípidos e hidratos de carbono así como en la absorción de las vitaminas C, E y D.

A nivel celular, interviene en el equilibrio biodinámico al ser uno de los reguladores (junto con el calcio y el potasio) de la permeabilidad de la membrana celular. También contribuye al equilibrio del pH sanguíneo. En su papel como cofactor, el Magnesio es esencial es una amplia variedad de procesos biológico ya que interactúa con unas trescientas enzimas diferentes, uniéndose en forma de metaloproteína a los grupos fosfato y carboxilo integrándose entre otras en la adenosina trifosfatasa, fosfotransferrasa, fosfohidrolasa y piruvatokinasa.

El Magnesio es básico para la transmisión del impulso nervioso, disminuye la excitabilidad nerviosa, por lo que puede actuar modulando la hipercontractilidad muscular, tanto a nivel de músculo estriado como liso, así como disminuyendo los niveles de ansiedad. Se sabe que en situaciones de estrés aumenta su eliminación por la orina, por lo que
aumentan las necesidades de este elemento.

En un estudio realizado en la Universidad de Innsbruck, se determinó que existe una estrecha relación entre las alteraciones en los niveles de Magnesio y la aparición de una ansiedad patológica. La deficiencia de Magnesio se asocia a una alteración en el eje hipotálamo-hipófisis- suprarrenal que se manifiesta entre otras con ansiedad.

Existe, por tanto, una doble relación entre estrés-ansiedad y Magnesio: por un lado, el estrés aumenta la excreción de Magnesio, favoreciendo la aparición de un cuadro deficitario y por otro lado, el déficit de Magnesio puede provocar síntomas de ansiedad, además de un efecto negativo sobre el aprendizaje y la memoria. Se trata pues de un círculo vicioso: el estrés genera déficit de Magnesio y el déficit de Magnesio genera ansiedad; es necesario romper este círculo para conseguir el bienestar del paciente. Numerosos estudios científicos han demostrado que la respuesta al estrés se atenúa cuando el magnesio presenta niveles dominantes dentro de la célula.

El Magnesio se revela como una opción principal en el estrés que puede ayudar a evitar la toma excesiva de medicamentos o la dependencia que el abuso de los mismos provoca en el paciente y que, en muchas ocasiones, produce un empeoramiento de la situación. Este oligoelemento regula la hiperexcitabilidad y la hiperemotividad, controlando igualmente los temblores propios de cuadros de estrés y ansiedad. Su eficacia y resultados se prolongan en el tiempo por lo que es sin duda una apuesta natural y eficaz a tener muy en cuenta.

La administración de Magnesio catalítico podrá regular el desorden bioquímico relacionado con el estrés y la ansiedad y será uno de los puntos fundamentales del tratamiento de este tipo de afecciones, que por supuesto, podrá complementarse tanto a nivel nutricional como con terapia psicológica conductual.
La POSOLOGÍA recomendada en ESTRÉS INSTAURADO es la siguiente:

– DESAYUNO:
1 ampolla de MANGANESO 20 minutos antes de desayunar.
1 ampolla de MAGNESIO 1 hora después del desayuno.

– COMIDA: 1 ampolla de FÓSFORO 20 minutos antes de ingerir el alimento.

– CENA: 1 ampolla de MAGNESIO 20 minutos antes de acostarse .

El Manganeso se recomienda como oligoelemento coadyuvante en el tratamiento del estrés pues es esencial en la formación del Sistema Nervioso. Es el regulador por excelencia de los terrenos biológicos con tendencia a la hiper-reactividad, regulando la exacerbación del SN Simpático en los casos de estrés y ansiedad.

El Fósforo se aconseja pues forma parte del tejido nervioso y es imprescindible para su buen funcionamiento. Es un excelente regulador de la excitabilidad neuromuscular y se recomienda de manera principal para controlar palpitaciones y espasmos en general.
DOSIS DE MANTENIMIENTO: 1 ampolla de MAGNESIO al día durante 3 meses.
La oligoterapia utiliza como vía de administración la sublingual, porque al tratarse de cantidades de principio activo muy pequeñas, debe administrarse a través de una vía muy directa.

Es muy importante recordar que los oligoelementos tienen también una acción favorable aplicándolos de forma tópica. La piel es un tejido poroso que permite que el oligoelemento penetre hasta alcanzar el interior de la célula. Hay que destacar que el oligoelemento debe presentarse combinado con ácido glucónico o, si su carga negativa no lo permite, en la sal más biodisponible para que traspase la capa tisular y por supuesto en cristal porque es el mejor conservante del producto. De lo contrario no se asegura su eficacia.

La aplicación tópica debe combinarse con la sublingual siempre que se considere necesario.

Bibliografía
• Comité de Expertos de la OMS sobre los oligoelementos en la nutrición humana. Ginebra. Abril
• PNAS 2008; 10.1073
• Sartori SB, Whittle N,. Magnesium deficiency induces anxiety and HPA axis dysregulation: modulation by therapeutic drug treatment. Neuropharmacology 62 (2012) 304-312
• Nashat A. Effects of elevation of brain magnesium on fear conditioning, fear extinction and synaptic plasticity in the infralimbic prefrontal