El SOTAI, (o «SOTAI-HO«) es una terapia médica manual japonesa de carácter indoloro, re-descubierta y desarrollada por el Dr. Keizo Hashimoto. Su origen se remonta a varios miles de años, conectando con la Medicina Tradicional China y los antiguos conocimientos orientales del cuerpo humano.
El SOTAI basa su aplicación en ejercicios estructurales que devuelven al cuerpo a las condiciones dictadas por la Naturaleza, llevándole hasta el punto óptimo de ubicación y función mediante suaves movimientos indoloros. SOTAI significa movilizar el cuerpo para corregir los desequilibrios en músculos y articulaciones que podrían ser el inicio de enfermedades, o bien formar parte de las mismas.
El Maestro Hashimoto apoyaba la idea oriental, basada en la observación y la experiencia de miles de años de práctica, de que muchas de las causas que provocan la enfermedad en el Ser Humano no son sino deformaciones o desequilibrios en la base estructural del cuerpo del paciente. Ahí es donde triunfa el SOTAI, una técnica que NO TIENE EFECTOS SECUNDARIOS, cuya efectividad es patente desde los primeros minutos de la primera sesión.
Gracias a su especial naturaleza, el SOTAI puede emplearse incluso en pacientes inmovilizados (escayolas, vendas…), para mejorar y acelerar su recuperación, siendo innecesarios los largos períodos de inmovilización. También puede actuar sobre zonas del cuerpo tan dañadas que resultaría imposible trabajarlas con cualquier otra técnica. De hecho, como ejemplo de su eficacia, el SOTAI puede resolver esguinces de segundo grado en la primera sesión, corregir ciertos grados de escoliosis, tratar hernias de disco o estabilizar caderas, sin provocar los tremendos dolores que otros tipos de terapias funcionales provocan al paciente (algunas de las cuales desconocen incluso el modo de corregir ciertos problemas músculo-esqueléticos).
Parte de la filosofía del SOTAI reside en la idea oriental de que «no es necesario que duela para que mejore», en contra de las bases de cierto tipo de manipulaciones y movilizaciones muy peligrosas, propias de ciertas técnicas occidentales. No se debe producir más dolor donde ya se presenta en el paciente.